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Tipos de pastas dentales

A lo largo del siglo XX fueron apareciendo diversos tipos de pastas dentífricas para tratar problemas bucodentales. Sin duda, el mayor avance en la prevención de la caries se debe a la incorporación del flúor en las pastas dentales.  El mercado actual de las pastas dentales incluye diversos ingredientes para combatir el mal aliento, el sarro, la gingivitis, la sensibilidad dentaria o para blanquear el tono de color de los dientes.

¿Qué contienen?

Las pastas dentales contienen varios compuestos. Algunos sirven para humedecerlas y otros para espesarlas o darles sabor. Los agentes abrasivos ayudan a la limpieza. Finalmente, todas llevan algún compuesto activo, normalmente el flúor.

Antisarro

Estas pastas llevan compuestos que previenen la formación del sarro. Son útiles para los periodos entre dos limpiezas profesionales.

Antigingibitis

Gracias a los antisépticos que llevan, reducen la placa y la gingivitis.

Antisensibilidad

Taponan y bloquean las terminales nerviosas responsables de la sensibilidad dentaria.

Blanqueantes

No son tan eficaces como el blanqueamiento profesional. Realmente, tienen  efecto cosmético, pero no blanqueante a las dosis autorizadas.

Fluoradas

Previenen la caries fortaleciendo  el esmalte del diente. Todo cepillado debe hacerse siempre con pasta fluorada.

Origen de las pastas dentales

Por cuestiones de salud, de higiene o simplemente para mantener un aliento fresco, el ser humano tiene como rutina el cepillado de sus dientes entre dos y tres veces al día. Pero ¿Cuándo se inició esta sana costumbre?

De Egipto a Roma

La primera referencia que tenemos sobre algo parecido a la pasta de dientes viene de Egipto. Algunos antiguos textos de esta civilización hacen referencia a la existencia de un producto muy abrasivo (conocido como «clister») y dotado de un intenso sabor que se fabricaba con piedra pómez pulverizada, sal, pimienta, agua, uñas de buey, mirra y cáscara de huevo. En algunos casos, y para disimular la intensidad de los ingredientes, pero sobre todo para prevenir el mal aliento y mantener los dientes blancos, se incluían hojas de menta y flores.

Alrededor del año 550 a.C., en la antigua Persia también era práctica común limpiarse los dientes, acto que no era ajeno al aseo corporal. Los antiguos persas elaboraban una mezcla a base de una tintura y agua boratada que aplicaban en los dientes y encías con un pincel, accediendo, así, a todos los rincones y recovecos de la boca, incluidos los espacios interdentales, acto que en la actualidad realizamos con pinceles interdentales que comercializan muchas marcas y con hilo dental.

Orina como blanqueador

Ya en la época de la Grecia Clásica y del Imperio Romano, los dentífricos estaban basados en orina humana, que se consideraba que contenía elementos blanqueadores. El médico latino Escribonius Largus inventó la pasta de dientes con ese fin, hace ya dos mil años. Su fórmula magistral era una mezcla de vinagre, miel, sal y cristal muy machacado.

Los huesos de pescado fueron utilizados por los chinos, y en la Edad Media, los árabes utilizaban arena fina y piedra pómez como ingredientes en sus fórmulas, aunque más tarde descubrieron que el uso de estos duros abrasivos perjudicaba el esmalte dental.

Con la revolución industrial llegaron los avances más decisivos y con mayor rapidez

En 1842, un dentista llamado Peabody fue el primero en agregar jabón a la pasta de dientes. El primer dentífrico comercializado apareció en Gran Bretaña a finales del siglo XVIII, en presentación de polvo o pasta envasado en cerámica.

En 1850, el doctor Washington Sheffield Wentworth, un cirujano dental y farmacéutico, inventó la primera pasta de dientes.

En 1914 aparece la pasta dental fluorada y es introducida en los países industrializados a finales de los años 60.

Muchas de las innovaciones en la pasta de dientes fueron después del avance del fluoruro. A partir de 1980, la atención se centró en otras dos problemáticas: el sarro y la hipersensibilidad dental. Así, alrededor de 1990 aparecen las pastas dentales dirigidas a eliminar el sarro y promover encías saludables al introducir el bicarbonato de sodio y otros ingredientes.

Una higiene bucodental deficitaria origina que se forme placa y sarro,  situación que puede desembocar en la aparición de caries o de enfermedad periodontal. Una simple revisión y limpieza profesional detendría el  proceso. En caso contrario, si aparece una caries será necesario realizar una obturación (empaste) o colocar una corona. Si dejamos que progrese, terminará por dañarse la pulpa del diente (nervio), apareciendo dolor.  El dentista tendrá que hacer una endodoncia y proteger el diente mediante una corona. Finalmente, si la caries llega a un nivel elevado de destrucción del diente, no quedará más remedio que extraerlo y reponerlo mediante un implante. De esta forma, lo que era una solución sencilla se convierte en un problema grave que alcanza hasta 25-30 veces el coste inicial de prevención.

El cuidado de su boca es fundamental para evitar complicaciones

Información recogida de Consejos de tu dentista y wikipedia