Orina como blanqueador
Ya en la época de la Grecia Clásica y del Imperio Romano, los dentífricos estaban basados en orina humana, que se consideraba que contenía elementos blanqueadores. El médico latino Escribonius Largus inventó la pasta de dientes con ese fin, hace ya dos mil años. Su fórmula magistral era una mezcla de vinagre, miel, sal y cristal muy machacado.
Los huesos de pescado fueron utilizados por los chinos, y en la Edad Media, los árabes utilizaban arena fina y piedra pómez como ingredientes en sus fórmulas, aunque más tarde descubrieron que el uso de estos duros abrasivos perjudicaba el esmalte dental.
Con la revolución industrial llegaron los avances más decisivos y con mayor rapidez
En 1842, un dentista llamado Peabody fue el primero en agregar jabón a la pasta de dientes. El primer dentífrico comercializado apareció en Gran Bretaña a finales del siglo XVIII, en presentación de polvo o pasta envasado en cerámica.
En 1850, el doctor Washington Sheffield Wentworth, un cirujano dental y farmacéutico, inventó la primera pasta de dientes.
En 1914 aparece la pasta dental fluorada y es introducida en los países industrializados a finales de los años 60.
Muchas de las innovaciones en la pasta de dientes fueron después del avance del fluoruro. A partir de 1980, la atención se centró en otras dos problemáticas: el sarro y la hipersensibilidad dental. Así, alrededor de 1990 aparecen las pastas dentales dirigidas a eliminar el sarro y promover encías saludables al introducir el bicarbonato de sodio y otros ingredientes.