El implante dental es una pequeña pieza, generalmente de titanio que se coloca mediante una intervención quirúrgica sustituyendo de manera artificial la raíz natural del diente. Siendo necesarios en algunos casos el paso por cirugías previas como injertos de hueso, elevación de seno o regeneraciones.
El fracaso de un implante se pueden dividir según el momento en el que aparecen en dos fases, una temprana antes de cargar el implante y relacionada con la falta de contacto hueso-implante, la cual afectará el proceso de la osteointegración, o una fase tardía, una vez el implante está osteointegrado. De acuerdo a su naturaleza también se pueden dividir en biológicas, perjudicando a los tejidos alrededor del implante o mecánicas relacionadas directamente con el implante
Entre las complicaciones tardías biológicas que pueden aparecer una vez instalada la prótesis, encontramos las enfermedades periimplantarias las cuales son patologías inflamatorias de naturaleza infecciosa que se producen en los tejidos que rodean el implante. Agrupando dos enfermedades diferentes: la mucositis periimplantaria y la periimplantitis.