Cuando un paciente acude a nuestra consulta, es para solucionar un problema de ausencia de dientes ya que el paciente quiere establecer todas las piezas perdidas para que le ayuden tanto a masticar, como respirar, como hablar y por supuesto, a comer.
Lo primero que hacemos, es un diagnóstico al paciente, se le presenta un cuestionario de salud para ver en que estado se encuentra físicamente, se le realiza una radiografía en función de las necesidades. Hoy en día hay muchas posibilidades (extraer el diente lesionado y colocar a la vez el implante y la corona; colocar implantes y en el mismo momento unos dientes fijos…). Cada situación hay que estudiarla y proceder con el protocolo más adecuado.
Para tratamiento quirúrgico de implantes y poder restablecer estas piezas con los implantes que van a sustituir la raíz de los dientes, lo que hacemos es un TAC (radiografía en tres dimensiones) para poder ver la altura, anchura y calidad ósea, y así valorar la necesidad o no, de colocar hueso, porque en muchas ocasiones el paciente tiene tan poco hueso que hay que realizar un injerto y posteriormente colocar el implante o en algunas ocasiones, se puede hacer a la vez.
La colocación de esos implantes, siempre tienen que ser lo más parecido a la naturaleza, es decir, a la situación que tenía el paciente en un estadio normal en la mordida.
Entonces, lo que hacemos, es colocar esos planes en función de como van a ir colocadas esas coronas.
Los dientes naturales constan de dos partes: la corona, que es la parte esmaltada y visible de la pieza dental y gracias a la cual podemos masticar, reír… y la raíz, la parte oculta a la vista y que sustenta y aferra el diente al hueso del maxilar o la mandíbula. Cuando se pierde un diente, los odontólogos se enfrenten a la tarea de rehabilitar ambas partes con la ayuda de la implantología dental.
Pero un implante dental, en propiedad, es el “tornillo” de titanio o zirconio que hace las funciones de la raíz natural del diente perdido, gracias a que se integra en el maxilar o la mandíbula del paciente: el tejido óseo crece alrededor de sus surcos.
Para suplir a la corona natural, los odontólogos requieren una prótesis que cumpla sus mismas funciones y que además tenga una estética lo más similar posible a la de un diente natural. Es a esto a lo que llamamos corona sobre implante, ya que el paciente cuando viene a consulta, no viene a pedir implantes realmente lo que quiere son dientes para poder llevar una vida normal.